miércoles, 26 de mayo de 2010

En su llama mortal la luz te envuelve.
Absorta, palida, doliente, asi situada
contra las viejas hèlices del crepusculo
que en torno a ti da vueltas..

Muda, mi amiga.
sola en lo solitario de esta hora de muertes
y llena de las vidas del fuego,
pura heredera del día distraido.
Del sol cae un racimo en tu racimo
en tu vestido oscuro
De la noche las grandes raices
crecen del súbito desde tu alma,
y a lo exterior regresan las cosas en yi ocultas,
de modo que un pueblo pálido y azul
de ti recien nacido se alimentan..

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